Facebook
Twitter
WhatsApp
Linkedin
Telegram

Los legendarios Hermanos Rodríguez fueron quienes pusieron en el radar el automovilismo en México.

Pedro y Ricardo Rodríguez nacidos en 1940 y 1942 respectivamente, fueron los pilotos mexicanos más prometedores en los años 60 y 70. A temprana edad, su pasión por la velocidad los llevó a competir a nivel nacional en motociclismo y ciclismo, obteniendo campeonatos en ambas categorías.

Su padre Pedro Natalio Rodríguez Quijada, dedicó parte de su vida en ayudarlos en su carrera deportiva, impulsándolos internacionalmente al financiarlos con su propia fortuna. Fue así cuando comenzaron a competir con autos como Porsche y Ferrari, dando comienzo a la historia de estas leyendas mexicanas.

En 1958, los hermanos Rodríguez se inscribieron para correr las míticas 24 horas de Le Mans a bordo de un Ferrari 500 TR-58, pero a Ricardo se le negó participar debido a su corta edad; en el caso de Pedro, no hubo impedimento para competir, desde aquel momento correría por 14 años consecutivos alzándose con la victoria en 1968.

Pero no todo fue color gris para Ricardo, quien dos años más tarde participaría en su primera carrera conduciendo para el equipo de carreras norteamericano (NART), finalizando en segundo lugar junto a Andre Pilette, siendo en ese tiempo el piloto más joven en subir al podio con tan solo 18 años.

Y fue a través de esa magnífica actuación, que Ferrari puso los ojos en él y fue invitado a competir en la máxima categoría durante el Gran Premio de Italia en 1961; pero debido a un problema mecánico, no pudo completar la carrera.

Ese mismo año, Pedro y Ricardo finalmente pudieron correr juntos en las 24 Horas de Le Mans, infortunadamente una avería en su Ferrari les privó de una victoria épica.

Ricardo firmó oficialmente como piloto de Ferrari al año siguiente, pero solo sumó cuatro puntos en las cinco carreras que disputó.

Debido a la poca competitividad que Ferrari presentaba esa temporada, el equipo decidió no participar en las últimas carreras, donde se incluía el Gran Premio de México; al saber esto, Ricardo no quiso quedarse de brazos cruzados y llegó a un acuerdo con Lotus para competir ante su gente. Infortunadamente, tras una falla en la suspensión perdería la vida durante las prácticas en la curva peraltada de la Magdalena Mixhuca.

Tras la enorme pérdida de su hermano, Pedro pensó en el retiro, pero continuó en el automovilismo como tributo a Ricardo. A fines de 1963 debutó en la máxima categoría de la mano de Lotus en el Gran Premio de los Estados Unidos.

Para 1967, mismo año de su debut con el equipo Cooper, se convirtió en el primer mexicano en ganar una carrera de Fórmula 1 al conquistar el Gran Premio de Sudáfrica.

Pedro continuó en el automovilismo deportivo y en 1971 mientras competía en las 200 millas de Nuremberg a bordo del Ferrari 51, falleció en un fatídico accidente.

Ahora, el Autódromo Hermanos Rodríguez fue nombrado así en 1973 como homenaje a Ricardo y Pedro Rodríguez, considerados los mejores pilotos mexicanos en la década de 1960.

Hasta la fecha, Pedro sigue siendo considerado uno de los mejores pilotos sobre mojado de todos los tiempos y Ricardo como uno de los mayores talentos perdidos del deporte motor.

DEJA UNA RESPUESTA

Por favor ingrese su comentario!
Por favor ingrese su nombre aquí